EL HOTEL MADRID DE SUANCES


  • Escrito por Juan Antonio Rodríguez González (Actual propietario)

  • e-mail: ingeship@yahoo.es


Carta a mi hijo de 8 años:

Hernán, ¿te gusta la casa de los abuelos? Esa que parece que siempre ha estado ahí, como si hubiera nacido con el pueblo. Pues esa casa tiene una historia muy especial… y también es parte de tu historia.

Fue construida hace mucho, mucho tiempo, en la segunda mitad del siglo XIX. Eso significa que aproximadamente a día de hoy tendrá unos 160 años. Imagínate: cuando se levantaron sus primeras piedras, no había coches, ni teléfonos, ni electricidad como la conocemos ahora. El mundo era muy diferente.

Se construyó en pleno corazón de Suances, en la plaza, junto al ayuntamiento y en su momento estaba situada frente al antiguo convento de las monjas Trinitarias, lugar de oración y de estudio para muchas generaciones de habitantes del pueblo, en tiempos  en los que el acceso a la educación era complicado. Por desgracia aquel emblemático edificio fue derribado en la década de 1980. 

Pero no siempre fue como la ves ahora. Tus bisabuelos la compraron en el año 1946, justo después de una época muy difícil para todo el país. Y ¿sabes qué hicieron con ella? La transformaron en un hotel: el Hotel Madrid. No era un hotel cualquiera, no. Fue uno de los primeros en Suances, y durante muchos años fue famoso. Gente de muchos lugares, incluso de otros países, venía a pasar sus vacaciones allí, a disfrutar del mar, del aire fresco y de la comida casera que preparaban.

Aquel hotel se convirtió en un referente del turismo local durante la segunda mitad del siglo XX y era conocido por todos los habitantes de la comarca. Por sus habitaciones pasaron viajeros, artistas, familias enteras, y es posible, que quizás  tú ahora, también estés durmiendo en una de esas camas donde una vez descansó alguien que cruzó medio mundo para conocer este rincón de Cantabria.

Y ahora, esa casa te pertenece un poquito a ti también. Porque eres la cuarta generación que la cuida, que la recuerda, y que quizás un día siga contando su historia...


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